jueves, 10 de septiembre de 2020

"...¡Si volviera el tiempo, el tiempo que fue!

Porque el hombre ha terminado, el hombre / representó ya todos sus papeles. / En el gran día, fatigado de romper los ídolos, / resucitará, libre de todos sus dioses /y, como es del cielo, escrutará los cielos...". Arthur Rimbaud. 

Ayer asistimos, con el corazón reventado de dolor y enfado por la transmisión comunitaria en Málaga, las cifras de contagio y confinamientos aumentando sin parar, al desfile de mascarillas variopintas de nuestros poltroneros en el Congreso. No hay modo de que se pongan de acuerdo y, como en un bucle interminable "reapareció" la sombra del desenterrado y vuelto a enterrar.

Desde mi punto de vista, el diputado Joan Baldoví resumió la situación con su mensaje llano ya que instó a la formación política con nombre de diccionario a que deje de amagar con la moción de censura. Les pidió que la presenten, "se den la hostia parlamentaria pertinente y no obliguen al resto de partidos a perder más el tiempo".

Mientras, a la posible fusión entre Caixa Bank y Bankia se unía -según el digital dirigido por el tal Inda- la de BBVA y Banco Sabadell.

Quedan pocas alternativas salvo que nos guarezcamos en nuestros rincones cual eremitas de tanta zozobra e incertidumbre sin olvidar que, desgraciadamente, no toda la ciudadanía puede.

En cuanto a este rincón del Mediterráneo, algunos orean sus mascarillas cuando no las guardan en el capazo todas juntas o las meten tal cual mezcladas con el resto de utensilios. Me temo que la caída será dura cuando avancemos hacia el otoño.





Una lectura

Y


                                                      -Pepa Terrón-