Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, / la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma... ¡Yo no sé! / Son pocos, pero son ... Abren zanjas oscuras / en el rostro más fiero y el lomo más fuerte. / Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; / a los heraldos negros que nos manda la muerte /. Son las caídas hondas de los Cristos del alma / de alguna fe adorable que el destino blasfema. / Esos golpes sangrientos son las crepitaciones / de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. / Y el hombre ... pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos como / cuando por sobre el hombro nos llama una palmada / vuelve los ojos locos y todo lo vivido / se empoza, como charco de culpa, en la mirada. / Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!. " Heraldos negros de César Vallejo.
En este confinamiento de cifras terribles y de generosidad acatado por una inmensa mayoría y en la que las "sombras" de imbéciles y cretinos provocan más tensión cuando deciden saltárselo o cuando los desmadres -también los hay- de algún miembro de las fuerzas de seguridad que trabajan en el límite de lo concebible revientan las redes sociales, surgen estafas, tertulianos y expertos que parecen salir del fondo de "volcanes" desconocidos.
Al final, se cuestionan las ruedas de prensa virtuales y unos cien periodistas han firmado una queja colectiva y otros no. A su vez, unos ciudadanos "adoran" a los Indas, por señalar ejemplo y otros a Ferreras. El colofón son los 15 millones de euros de ayuda a las televisiones privadas ya que los miles de jurdós de publicidad han caído al igual que en prácticamente todos los medios de comunicación.
"Dejo" una pregunta en este modesto chiscón que, por lógica, nadie responderá: ¿Fomentar la objetividad y el pluralismo o intento de compra de voluntades en la crónica de esta crisis?.
En cuanto a este rincón del Mediterráneo, en el que no se escucha el aviso del afilador desconocido pero siempre el mismo, en la mañana de ayer, un canturreo emocionaba. Era de un trabajador del servicio de limpieza
A la tarde, con puntualidad taurina
Las simples cosas
Un texto
y
-Pepa Terrón-