lunes, 6 de abril de 2020

De invisibles visibles


No es contradicción. De repente y debido al maldito virus que ha trastocado la cotidianidad,  necesitados de afectos y de abrazos, volvemos la vista a quienes hemos ignorado inconscientemente. Limpiadores, barrenderos, empleados de mercados y supermercados, seres humanos casi siempre en situación irregular que se ofrecían a devolver el carro o a ayudar a cargar el maletero. 
Quizás a ellos, cuando llegue el final de dolor y muerte, debería haber una propuesta de que algún premio y reconocimiento que volverán, sea para todos ellos.

No hay duda de que somos un país solidario y en las grandes catástrofes ofrecemos esfuerzo y generosidad a raudales. El día a día es distinto. Pongamos por caso la angustia de los llamamientos de los familiares que tienen a sus seres queridos en residencias, tan duramente golpeadas que causan punzada en el corazón pero hay imágenes que he tenido presentes en varias ocasiones máxime cuando resido en ese Madrid en el que nací y al que estoy unida más allá de la distancia. 
Muchas veces he presenciado que los aparcamientos de esos centros estaban vacíos, incluso en festivos, salvo algún que otro coche del personal sanitario.. En ellos se ha contratado, en su gran mayoría, a latinoamericanos que además conseguían enviar dinero a los que dejaron mientras comparten habitáculos minúsculos de precios exhorbitantes con compatriotas . Su labor es durísima pero no objetaban nada. Ahora, son imprescindibles como lo será el que recuperemos cordura, sentimientos y el valor de las pequeñas cosas.

En cuanto a este rincón del Mediterráneo, hablo con asiduidad con Juan Santos, Juez de Paz ya que Paloma Granados, su mujer, es médica en el SAMUR y, por lógica, está más expuesta a contagio a pesar de las medidas de prevención. 
Ayer, la espléndida voz del vallecano, seguidor de este modesto chiscón, hacía referencia a algo que yo había escrito en el articulillo anterior y transmitía: "Yo soy uno de ellos que estoy de bajón. Anoche me dijeron que había fallecido el hijo de .... un  chaval joven, acababa de tener mellizos de once meses ...". Al parecer, sufría un cáncer y, a lo mejor, el maldito virus tuvo campo abonado.

Asimismo debo contar una historia. Hace unos años, en esas palmeras (ahora sólo una) en las que me instalo a primera hora de la mañana con un libro y una silla, conocí a una chica joven que había venido a prestar servicios en la temporada veraniega y antes de incorporarse a su tarea, aprovechaba con mucha precaución ese sol redentor. Soy habladora y sociable es cierto y me conmueve la gente que, para continuar haciendo frente al coste de sus estudios, se desplaza. Me contó que vivía con sus tíos, conocí a su madre y a su hermano que estuvieron pasando unos días con ellos y nos despedimos con mi deseo de que alcanzara sus sueños.

Tiempo después la vida me acercó circunstancialmente a Pedro Vallejo, su anfitrión y me descubrió parentesco. En el mes de enero me explicó que su madre estaba pendiente de una operación en Jaén, que era lectora empedernida y ávida de saber. Así es que me comprometí que cuando se produjera la intervención y él viajara, llevaría novelas.

Desde entonces mantenemos relación de charlas con café cuando se podía a la espera del resultado de la convocatoria del Ayuntamiento y la plaza a la que optaba y ahora telefónica. El se ofrece continuamente a lo que pueda necesitar al igual que un sinfín de amigos ahora confinados.  Maxi de Adolfo Domínguez y dependientas; Juan de JVJ;  Marisa, Mamen, Aitor y David en paro; Joaquín Feliu; mi vecina de buenos días y buenas tardes, reponedora; Raquel, encargada del edificio en el que habito; Paco Monjo; Ximo Perles y .... De ahí que sostenga que soy una privilegiada porque hay cariño fetén.

Desgraciadamente, mi tocaya ha fallecido sin poder pasar por el quirófano. Tengo autorización para reproducir el recordatorio que es símbolo de este tiempo en el que hay que afrontar enterramientos e incineraciones, sin dar ni recibir consuelo.



A la tarde,






Una promesa. Volveré acompañada de "Piñita" ya que no lo conoce


Y




                                                    -Pepa Terrón-