su tierno corazón sobrecogido / y en sus ávidas almas se entroniza / como un furor la imagen engañosa. / Siervos de falsa aurora, no conocen / ni placer ni reposo; esperan siempre / ante el ídolo amado, que se abran / las desiertas regiones de sus ojos / y en el helado pecho van buscando / la imposible palabra..." Juan Gil Albert.
Parece una meta inalcanzable que aquellos que fueron votados tengan -por una vez- un gesto de unidad y respondan con sentido de Estado (su frase favorita) a este dolor insoportable de fallecidos, contagios y ruina económica.
En otro orden, si indignan las argucias dialécticas utilizadas por los caraduras e insolidarios que han aprovechado posiciones de privilegio para vacunarse antes de que fueran llamados, asquea que Sebastià Taltavull, representante de la Iglesia Católica como Obispo de Mallorca, se ría de feligreses y no feligreses con su "para dar ejemplo".
Como todos, hecho el desaguisado ha pedido perdón como si eso bastara cuando es una prueba más de las brechas -mas bien abismos- con los que diariamente nos topamos.
Ya puestos, Emiratos Arabes permite la vacunación privada y, por tanto, los avispados ya ofrecen vacaciones e inyección para quienes puedan costearlo.
A buen seguro que alguna agencia de viajes de estos reinos briboneros de a cuatro estará estudiando la puesta en marcha.
Cierto es que, aunque venga a subrayar las diferencias sociales, guste o no, no hay nada que objetar.
En cuanto a este rincón mediterráneo,
Una puesta en escena. Desde hoy y hasta el 7 de febrero en el madrileño Teatro del Barrio
Un documental
Y