que una rueda de mi maleta iba gimiendo / y que en las bocacalles / su cansando exponían con razón mis tacones. / Signos quizás de pérdida -de la esperanza al menos- / en la ciudad oscura / con mi mapa y más calles de rótulos velados. Y ese joven / que no sabría decirme sino el raído azul de su bufanda / a cuando busco un cobijo, / de palabra siquiera. / Andar y desandar con la ciudad ajena como albergue / no mío: dádiva y negación a un torpe rodamiento / que, de improviso, si ésta es la Torre de la Pólvora, / acalla su insistencia en dar fin al viaje.". María Victoria Atencia.
Los expertos dicen que hemos cambiado y tienen razón aunque las gentes que ayer abarrotaron el centro de Madrid -con lo que vendrá después- no parecen enterarse. Es evidente que hay necesidad de salir, de corretear las queridas calles -que no me hablen de ellas que representan mi infancia-, de consumir y de olvidar por unas horas tanto dolor pero, de ahí a la irresponsabilidad de acudir incluso con niños no hay justificación que valga.
Mientras y según este periódico, más dinero a desembolsar
En cuanto a este rincón del Mediterráneo, tan suyo
se cierran comercios definitivamente pero se ha inaugurado uno dedicado al erotismo, sexo y demás.
Un disfrute
htpp.www.reddit.com/r/esHistoria/comments/glzc9m/ni%C3%B1os_en_la_playa_1896_de_los_hermanos_lumi%C3%A8re/
Una puesta en escena: Del 4 a 19 de diciembre en el madrileño Teatro Infanta Isabel
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