el duelo que no se acaba". Concha Méndez.
El uno, vuelve a las viejas formas haciendo honor a su apellido: Rufián y los llama "pijos" (olvidando que en la calle Núñez de Balboa y aledaños también hay edificios antiguos con viviendas interiores de escasos metros que no son sinónimo de riqueza) el otro, Echenique, mejor callado y los de más allá alientan a tomar las calles aunque las medidas de distanciamiento físico sean entelequia.
Ya puestos y por rematar, el plumilla Israel en tertulia con tal de arremeter contra el Gobierno, fue desafortunado en el modo de mencionar los fallecimientos que sigue dejando el maldito, un más o menos "han liquidado a ...". Cierto es que, tras el toque de atención de la presentadora, emitió un "perdón".
Así estamos... a pesar de advertencias sobre el COVID-19 y sus consecuencias, la mediocridad política en su gran mayoría y de los validos al servicio del mejor postor, promueven y ahondan el enfado instalado en casi todos los ciudadanos por innumerables motivos.
Las consecuencias -todo está inventado- son: algaradas y manifestaciones cuando nadie puede negar el derecho a discrepar, a emitir opiniones y a solicitar dimisiones pero nunca poniendo en riesgo a la población.
Hoy más que nunca, corremos el peligro de convertirnos en seres superficiales cuando lo realmente importante es salvar lo esencial y aprender otros modos ya que me temo que esta lección no se convertirá en magistral.
En cuanto a este rincón del Mediterráneo, no hay citas desde balcones y terrazas a las 20.00 horas. Quizá
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Un vídeo
Y un recuerdo
-Pepa Terrón-