y con mi corazón / y con mi lengua, / cuenta con un puñado de lágrimas y tierra/ cosechero que fuiste del estrépito / privilegio acabado de la vida". Miguel Hernández.
El WhatsApp me devuelve conversaciones que están a buen recaudo. Recuerdo las risas la tarde en la que te enseñé a grabar y no a escribir en el móvil por el egoísmo de conservar tu voz distinta de aquella lejana a las salidas de Estudios Roma (ahora Tele5) cuando el mundo era nuestro y cuando en la profesión se decía: "La Bardem está parada. No hay trabajo para nadie".
Después de la marcha de la persona que bien me seguirá queriendo continué con la costumbre que acuñasteis desde la gira de "Violines y trompetas" con Javier, Carlos y Mónica muy pequeños. Cumplíais años el mismo día y el mismo mes y te he felicitado en su nombre y en el mío por última vez en este año maldito.
No contaré más. Si acaso que rezabas mucho por todos los que tuvimos el privilegio de conocerte e incluso por los cainitas de estos reinos briboneros de cuatro -sabido es que somos gentes dadas a ello y no hay remedio- o cuando aclarabas que no fuiste modelo sino maniquí de alta costura.
Mientras, mi chapa de "No a la guerra" hoy está al lado del viejo álbum y del único ejemplar que me queda
