es lo que llaman en el mundo ausencia, / fuego en el alma / y en la vida infierno". Lope de Vega.
Los años aminoran el sueño nocturno y si se añade el cambio de hora y el viento huracanado, el resultado es que ante el insomnio se enciende el televisor en el que varias cadenas ofrecen compras de aparatos para mejorar la calidad de vida, la salud y no se cuantas cosas más. Otras, reportajes con crímenes u operaciones de estética de individuos e individuas de allende los mares, series antiguas y alguna refritos de noticias.
He visto un "noticiero" y el mundo que nos muestra es terrible. Por distintas causas, desde la desesperanza ante la pandemia a los que rechazan en República Dominicana la despenalización del aborto, las bandas callejeras, el hambre, el terrorismo, el hastío ciudadano o lo que se tercie... en Brasil, Colombia, Argentina, Yemen, Camerún, Etiopía, Birmania, Mozambique u Oriente Próximo -por señalar ejemplo- el conflicto se prolonga sin que haya atisbo de solución.
También lo que se olvida: los refugiados de Lesbos o los que malviven al lado de fronteras soñando con el confort ficticio que no llega puesto que en demasiadas ocasiones se resuelve con la muerte.
Y mientras que pensaba en ese imposible equilibrio que se intenta como es el de ir aguantando economía y contagios ante la vorágine del suministro de vacunas, un joven al que aprecio me ha hecho una pregunta: "¿Es Madrid, socialmente de derechas?". Mi respuesta es tan larga que prefiero no hacerla pública. Si acaso que jamás hemos sentido los de verdad, ese "nacionalismo" de perseguidos que avanza inmisericorde.
En cuanto a este rincón mediterráneo, no parece que el uso -tras el consumo- de la mascarilla se cumpla a pesar del recordatorio del personal hostelero
Un cuadro de Eugène Delacroix que "mora" en el cerrado Louvre.
La reflexión del actor Germán Torres
Y un documental
