miércoles, 16 de diciembre de 2020

"... Van a misa rodeados de sus hijos

 y allí se dan la paz con las manos manchadas". Juan de Loxa.

En estos reinos briboneros de a cuatro que más parecen de taifas habida cuenta de que cada Comunidad Autónoma toma decisiones a su mejor criterio, según Sanidad -en rueda de prensa- uno de cada diez ciudadanos ha sido contagiado.

Mientras y en la misma línea de esos reductos musulmanes de antaño, los socios de Gobierno discrepan en todo y por todo y la oposición tampoco va mucho más allá.

A la par, son insufribles ya los recaditos de voceros y amigos del dilapidador del prestigio del que gozó (todavía hay vasallaje en lo de emérito y el Don) y que flaco favor hace al hijo. Se trata de que no recordemos que al abuelo de éste le dio de lado y más vale que no nos remontemos ya que el árbol genealógico no es dechado de lealtades.

Quienes le dijeron que se fuera que le retornen o que le dejen en su "soledad" en compañía. Y si finalmente deciden que pise tierras españolas que more en el Pardo, en la Casita del Príncipe, en la Granja de San Ildefonso, en Sierra Morena, en el monasterio de San Pedro de Cardeña o en el de Santa María de El Paular.

Dado que no se puede, no se quiere o no es el momento de clarificar de de una vez por todas presuntas corruptelas, blanqueos, mordidas, etc... todas las Instituciones y Estamentos deberían emplearse única y exclusivamente en salvar vidas, parar las listas dolorosas de fallecimientos y recuperar la economía de este país, tarea que ya parece imposible.

En cuanto a este rincón tan suyo,


espero que la "bola" o la "pelota" navideña del vídeo comercial haya sido desinfectada.

Una puesta en escena. Hasta el 10 de enero en la madrileña Sala Galileo


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