jueves, 18 de junio de 2020

"... Y sonreían


audaces los que ignoran un cáncer  en su entraña /  los que llevan un corazón ensangrentado entre las garras de un águila soberbia ..." Pablo García Baena.

Desde que el maldito se apoderó de nuestras vidas, veo el mundo a través de imágenes y reportajes. También en las mismas calles del lugar en el que habito -siempre con ansias de regresar del que, posiblemente, nunca debí salir- y me sorprende escuchar conversaciones o contemplar como unos cuantos o muchos depende de qué ciudades o pueblos piensan que todo está controlado a pesar de rebrotes y repuntes incluso en los países que creyeron haberlo erradicado.

Es lógico que se intenten reabrir negocios, empresas, que se estudie cómo debe volver la chavalería a clase y que se busquen fórmulas para paliar los efectos de una crisis económica de efectos casi irreversibles y que, sobre todo, que no se olviden a los fallecidos, muchos en absoluta soledad.
De ahí que sea imprescindible que  los dirigentes políticos, sindicales, etc... de estos reinos briboneros de a cuatro (aunque el comportamiento del anciano -según la última compañera conocida.- avergüence e indigne) olviden réditos y, por una puñetera vez, piensen en sus electores, en sus trabajadores y en una ciudadanía cada vez más escéptica. Lo de algún alto cargo de la Iglesia Católica ni mencionarlo. Todo en él es ridículo, pretencioso e intolerable.




https://lamarinaplaza.com/2020/06/17/malestar-entre-estudiantes-de-calp-por-la-decision-del-ayuntamiento-de-no-abrir-la-sala-de-estudios-pese-a-estar-en-fase-3/

Un artículo

https://www.publico.es/politica/emergencia-coronavirus-renuncias-gastos-donaciones-esto-pasado-dietas-diputados-coronavirus.html


y



                                            -Pepa Terrón-