domingo, 12 de abril de 2020

"... Volved los ojos a mirarme humanos,


que por las sendas de mi error siniestras / me despeñaron pensamientos vanos; / no sean tantas las desdichas nuestras ...". Lope de Vega.

Tras escuchar que mañana lunes (en algunas Comunidades Autónomas el martes por ser fiesta) se reanudan determinadas profesiones y como no soy especialista en nada, no he hallado respuesta a las preguntas surgidas: ¿Cuantas personas se están preguntando si deben o no acudir?; ¿cuantos empresarios pueden dotar a sus trabajadores de los medios necesarios para evitar contagios?; ¿hubiera causado más daño económico el aguantar una semana más ahora que se ha logrado, salvo las estupideces de cretinos e irresponsables, confinamiento?.

Lo dejo ahí al igual que, hastiada de  tanta torrija que no he probado, tanta confección casera de mascarillas y las contradicciones de si son útiles o un recogedor de bacterias; tanto economista, experto e investigador de pacotilla que, a veces ni tan siquiera conozco y que se dedican a "reventar" móviles con reenvíos variopintos aprovechando que se tuvo relación del tipo que sea o porque, como es sabido, se venden datos, borro, elimino y bloqueo. Es mi ejercicio diario y mi yoga, una práctica de resultados excelentes.

En cuanto a este rincón del Mediterráneo, 


aumentaron los vehículos mezclándose el himno con la música que no consigo localizar a quien la ofrece. A la vez, un ¡Arriba España! se saldó con el ¡Olé! de mi  buen vecino inglés con el que, cuando coincidíamos en el ascensor, sólo sonreía, dado que ni una palabrita ni tan siquiera del niño Jesús.

Una secuencia


y                                      


 -Pepa Terrón-