miércoles, 18 de marzo de 2020

El hereu y Europa

Hoy se dirige a los ciudadanos en cuarentena, a los desfavorecidos y a los que controlan, a los que están solos y a los que no, a los enfermos y a los que de momento se libran del maldito virus. Al fin y al cabo, a los "súbditos".
No habrá milagro porque no mencionará nada de esa herencia fuera de estos reinos briboneros de a cuatro a la que ha renunciado (que me expliquen cómo ya que el dilapidador de prestigio y acaparador de jurdós desde hace años de procedencia de aquella manera no las ha "espichado"). Al parecer, las hermanas también figuran en el reparto.

Los entendidos cuentan que supo la buena nueva hace meses y que lo comunicó a los Organismos e Instituciones pertinentes pero mantos de silencio cayeron al igual que viene sucediendo con los que, tras la abdicación del progenitor, colocaron puente de plata. Y es que el peticionario de perdón en un hospital ha contado siempre con corte de poltroneros y validos de balidos ignominiosos que le han reído las gracias, le han acompañado en correrías de todo tipo y han participado en negocios que, con casi toda certeza, no verán la luz en los Tribunales.

Mientras, la Europa sin fronteras que era "lo más mejor" es incapaz de practicar una política sanitaria común y más parece fomentar el individualismo y el sálvese quien pueda. Saldremos, no es necesario que nos lo repitan machaconamente,  pero con mucha muerte, mucho dolor, un nuevo modelo de vida y modificaciones y cambios hasta ahora impensables.

Aquí, en este rincón del Mediterráneo, me preguntaba hace unas horas  un "chavea" que dirían en mi lugar de nacimiento, buen estudiante, con hermosos proyectos por realizar y ya un espléndido actor".... ¿cómo llevas este tormento?... ¿se te está haciendo duro?". Lo cierto es que no salvo que siento impotencia y enfado porque ¡que poco aprende la humanidad de sus errores!.

Un "viaje"



Una canción



Un recuerdo a la gran Argentina, a través de Andrés Calamaro,


y la Luna en Bodas de sangre    

"Cisne redondo en el río,
ojo de las catedrales,
alba fingida en las hojas
soy; ¡no podrán escaparse!
¿Quién se oculta? ¿Quién solloza
por la maleza del valle?
La luna deja un cuchillo
abandonado en el aire,
que siendo acecho de plomo
quiere ser dolor de sangre.
¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada
por paredes y cristales!
¡Abrid tejados y pechos
donde pueda calentarme!
¡Tengo frío! Mis cenizas
de soñolientos metales
buscan la cresta del fuego
por los montes y las calles.
Pero me lleva la nieve
sobre su espalda de jaspe,
y me anega, dura y fría,
el agua de los estanques.
Pues esta noche tendrán
mis mejillas roja sangre,
y los juncos agrupados
en los anchos pies del aire.
¡No haya sombra ni emboscada.
que no puedan escaparse!
¡Que quiero entrar en un pecho
para poder calentarme!
¡Un corazón para mí!
¡Caliente!, que se derrame
por los montes de mi pecho;
dejadme entrar, ¡ay, dejadme! (A las ramas.)
No quiero sombras. Mis rayos
han de entrar en todas partes,
y haya en los troncos oscuros
un rumor de claridades,
para que esta noche tengan
mis mejillas dulce sangre,
y los juncos agrupados
en los anchos pies del aire.
¿Quién se oculta? ¡Afuera digo!
¡No! ¡No podrán escaparse!
Yo haré lucir al caballo
una fiebre de diamante."

                                                    -Pepa Terrón-