domingo, 11 de febrero de 2018

Frio en los reinos briboneros de a cuatro


y no sólo en hogares cuyos moradores mueren por mala combustión o por falta de recursos.

Todos los años se repiten esos siniestros que nos sobrecogen un minuto como mucho y  por el que se convocan minutos de silencio en los Ayuntamientos o se prometen ayudas que, posiblemente, no lleguen.

Es evidente que la igualdad es utopía pero poco hemos avanzado ante el riesgo de muchos ciudadanos, carentes de recursos.

Ayer sábado, volví a toparme con una señora de la que desconozco todo. Durante meses, la veo en un poyete de un establecimiento, a veces en una terraza de un café tomando notas o en los días de horas de sol en la playa.





Siempre digna en su peregrinar. ¿Qué lleva a un ser humano a permanecer en la calle?. No se donde duerme pero me consta que su maleta y sus bolsas tan pulcras como su dueña van siempre con ella. A veces, tengo la intención de entablar conversación pero el pudor me lo impide. Después, en casa, la tristeza se apodera de mi ante la incapacidad de una sociedad de la que formo parte y en la que la soledad es ya enfermedad.


                                                   -Pepa Terrón-