jueves, 9 de noviembre de 2017

Una "reconversión"

Analistas en las redes sociales, "jarrones chinos" que cada vez que hablan da la sensación de que ya están en otra formación política, periodistas de RTVE que denuncian presiones, otros haciendo el caldo gordo al mejor postor, nombres de postín en los "Papeles del Paraíso" y un suma y sigue casi imposible de soportar.

Mientras, nadie menciona pensiones, sueldos en precario, contratos, enseñanza, desahucios que no han parado y sólo en "pequeñito" nos enteramos de que los colegios profesionales y el Ministerio de Sanidad firman un acuerdo que se presenta a las Autonomías para que enfermería pueda prescribir determinadas vacunas o recetas.

En cuanto a "la endogamia te espera" más conocida como "Calpe te sonríe", primero  pidió el móvil a las desconocidas, se lo dejaron, lo usó, entabló conversación, tiró piedrecitas y después se fueron en amor y compaña.







Un nombre: Ben Clark, premio Loewe de Poesía

"REVOLUCION
 
Contra todo florecen los almendros.
Protesta radical e inquebrantable.
Este siglo veloz sin concesiones
ya no tiene un talón
visible; más que un ojo tiene mil
y no hay David que pueda ya vencerlo.
Escasean los héroes
en esta era de plasma
y, con todo, florecen los almendros.
Creer en el amor tampoco sirve
–contra el amor las flores han marchado–,
de amor están repletas las cunetas;
entre los vivos sólo
persiste el verde amor por el dinero.
Mienten las dependientas el catorce
y por eso florecen los almendros.
Por el sapo dorado, el tigre persa,
por el león del cabo y el dodo,
el pingüino gigante,
el águila de Haast y el tilacín,
la paloma viajera, el pájaro carpintero
Imperial, por el ciervo de Schomburgk
llevan su luto blanco los almendros.
Porque hoy en día existen los esclavos
–las flores lo repiten: ¡hay esclavos!–
y lugares oscuros
y cárceles sin nombre
donde la vida es sólo un agujero.
Con la voz de los mudos se resisten
a callar los almendros.
Hay un dolor oculto en primavera,
nada sabe del hombre, de su historia
de guerras y desastres,
también este dolor es algo hermoso,
hermoso, ambiguo y brevemente eterno;
es la pena inefable
que hace estallar de amor a los almendros.
En este florecer tan subversivo
se han ido las pasiones de otros años,
se ha ido la esperanza
con la escarcha de enero y con el agua
que tímido se adentra en un febrero
que es testigo del cambio y del combate:
contra todo florecen los almendros."
 

Una exposición: "Sorolla. Un jardín para pintar" en el  valenciano centro cultural Bancaja




La foto ha sido remitida por Ana Ramírez, responsable de comunicación

Y







                                                -Pepa Terrón-