A la espera de decisiones definidas como "el caos" o hacer lo que les de la real y que, al parecer, se saldarán con otra prórroga, añoranza pero esperanzada de las ciudades pateadas ya que es el único modo de "masticarlas", de monumentos, de risas, de rincones recónditos, de llantos, de bares y de conversaciones con desconocidos.
Hoy, un latiguillo me golpea las entendederas: "... No se acaban las calles, no terminan de pasar. No se acaban las calles, avenida sin final".
En cuanto a este rincón del Mediterráneo,
Una lectura
Una puesta en escena
y
-Pepa Terrón-