La presidenta de la Comunidad de Madrid no pedirá perdón. No figura entre sus genes, en los que sí están incluidos los excesos verbales. Mencionar en la Asamblea la quema de iglesias (que tanto daño hizo a la República en 1931) en los actuales reinos briboneros de a cuatro al igual que reconocer (por cierto escrito y mal leído) que "la Ley de Memoria Histórica" le espanta, es una burrada que muestra el talante de la gachí.
Y si acaso no hay bastante cúmulo de barbaridades, su vicepresidente, el gachó Ignacio Aguado, salió en su defensa. "Es una certeza y una realidad", "igual que es una certeza y una realidad que este Gobierno regional hará todo lo posible para que las iglesias no vuelvan a arder en 2019 por alguien que pretenda imponer su ideología".
Triste, muy triste. La sarta de barbaridades, por mor de acuerdo imposibles, ha sentado a quienes tienen en sus entendederas bastante bloqueadas, decisiones que afectan a miles de ciudadanos. Se han colocado ellos solitos en el lado de provocadores energúmenos, plumillas al servicio del mejor postor, raperos de medio pelo y antisistemas.
En cuanto a "la endogamia te espera" más conocida como Calp t'enamora, batiburrillo. Coches de alta gama, fiesta de la cerveza y
Dos convocatorias en la ciudad que ha acogido y acogerá siempre
Una película
y una obra de teatro
-Pepa Terrón-