Si no lo tiene ¿por qué te quejas?". Desconozco si es un proverbio oriental pero lo que sí me consta es la paciencia que derrochamos a veces con los elegidos democráticamente en las urnas. Más de siete millones de ciudadanos votaron a Borrell, cabeza de la lista socialista en las elecciones europeas.
Recuerdo haber comentado con alguien de confianza que sigo sin entender eso de la erótica del poder porque lo cierto es que, alejado de él, podría vivir como pulga en costura que debe ser "cosa" buena. Pues bien, ayer nos contaron que como el patio está revolucionado renuncia y se queda de ministro de exteriores en funciones. Los que más saben dicen que es que a lo mejor no le tocaba una de las vicepresidencias a repartir en Bruselas.
Luego tenemos el lío del gobierno de cooperación, colaboración y lo que se tercie. Las contradicciones de "voceras" de ambas formaciones -la morada y la del puño y la rosa- son más que evidentes. Añadan Ciudadanos y su crisis, los de Vox y sus propuestas, algunas aterradoras y estamos abocados a tomar litros de infusiones tranquilizadoras.
En cuanto a "la endogamia te espera" más conocida como Calp t'enamora, distintos puntos de vista por lógica. Hay quien sostiene que destacamos por la limpieza, la supresión de barreras arquitectónicas, la calidad en los servicios y sobre todo por la elegancia.
En medio, la rencilla. El PP colocó una bandera española en la plaza Colón, desgarrada por el viento y ya sustituida por otra. El grupo municipal socialista propuso que se izara una del movimiento LGBT y la alcaldesa se ha negado alegando que se leerá un comunicado en el Salón de Plenos.
Una propuesta
y
-Pepa Terrón-